4.4. El museo nos envía los azulejos.

Las baldosas pintadas quedaron en el museo para el proceso final de cocción en el horno y al cabo de unos días llegaron al instituto. Los alumnos se han fotografiado con sus creaciones.

          

          

          Las clases han podido vivir la experiencia desde que sólo era un enunciado en el aula de matemáticas. El trabajo de los alumnos hizo que se transformara rápidamente en una investigación y la posibilidad de terminar el proceso en el Museo fue un aliciente para todos. El software matemático GeoGebra también supuso una gran ayuda tanto para plasmar las ideas de los estudiantes como para sugerir otras nuevas.

Entre los dos grupos conseguimos más de 40 baldosas dignas de ser reproducidas físicamente y construir otros tantos mosaicos. Por cuestiones de tiempo tuvimos que hacer una difícil selección. Algunos de los mosaicos eran soluciones a las situaciones planteadas y recuerdan diseños  de M.C. Escher y de La Alhambra a la vez que surgieron otros verdaderamente originales como el mosaico de los triángulos de Alejandro.

          

          El proceso ha dado una dimensión afectiva a las ideas de polígono, área o simetría y también a las de trabajo en equipo o investigación matemática.

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