El omnipoliedro puede crecer

Un icosaedro se puede inscribir dentro de un octaedro de forma que coincidan las simetrías de estas dos figuras. Para ello los vértices del icosaedro se colocan en las aristas del octaedro de forma que cada vértice divida a la arista en la proporción áurea (1/Φ).

 

Esto lleva a una nueva posibilidad de crecimiento infinito, el nuevo octaedro puede inscribirse en otro tetraedro mayor con los vértices del primero en el centro de las caras del segundo, el tetraedro en un nuevo cubo, y así sucesivamente.